Dos películas basadas en genocidios de pueblos originarios deslumbraron en el reciente Festival de Cannes. Un ejercicio de memoria histórica que pronto llegará a las salas de cine locales.
Sucedió esta semana en Francia. Dos historias, ambas relacionadas con el trágico devenir histórico de los pueblos originarios, conmovieron al público y a los críticos presentes en el Festival de Cine de Cannes: Killers of the Flower Moon, lo nuevo de Martin Scorsese con Leonardo DiCaprio en el rol principal, y Los Colonos, el debut del director chileno Felipe Gálvez. Ambas películas, dos western modernos que tratan sobre el abuso del poder y el genocidio indígena en América, recibieron una larga y emocionante ovación en el prestigioso certamen. Detengámonos un momento en cada una de ellas.
En Killers of the Flower Moon, filme basado en la novela de David Grann (2017), Scorsese vuelve a escarbar en los violentos orígenes de los Estados Unidos. Esta vez nos lleva a Oklahoma en los años 20 del siglo pasado para presentarnos a la Nación Osage. Extremadamente ricos gracias al petróleo en sus tierras, pronto esta tribu se convierte en blanco de toda clase de cazafortunas y asesinos a sueldo en busca de dinero fácil. La historia se basa, por cierto, en hechos reales. La Nación Osage vivió realmente en Oklahoma y sus tierras efectivamente eran puro petróleo. Ello, en plena época de postguerra y de expansión de la industria automotriz, hizo que muchos buscavidas y también magnates decidieran no solo tomar sus tierras, también exterminar a sus legítimos dueños.
La película da cuenta de ello, de la treintena de asesinatos que afectó a la tribu y que durante demasiado tiempo permanecieron impunes. Fue una ola de crímenes donde incluso intervino el recién fundado FBI. En la película se describen las muertes, se cuentan los cadáveres, se desmenuza la maldad humana. Y todo ello muy lentamente, en un ritmo que para muchos podría parecer lento, pero que para Scorsese es el ritmo adecuado para que nadie se pierda detalles, para que nadie sea capaz de olvidar lo que aconteció. Sucede que Killers of the Flower Moon es, ante todo, un llamado de atención a la sociedad norteamericana respecto de sus vergüenzas. Y también, quizás, una oración fúnebre, profunda y respetuosa por aquellos que fueron víctimas de la codicia de aquellos “civilizados” capaces de las peores salvajadas. Lo dijo en Cannes el propio director, que filmar esta película trataba sobre todo de un imperativo ético.
Killers of the Flower Moon es, ante todo, un llamado de atención a la sociedad norteamericana respecto de sus vergüenzas. Y también, quizás, una oración fúnebre, profunda y respetuosa por aquellos que fueron víctimas de la codicia de aquellos “civilizados” capaces de las peores salvajadas.
Y ético pareciera ser también el mensaje que el director Felipe Gálvez busca entregar con su ópera prima Los Colonos, también largamente ovacionada en Francia. El filme, otro western basado en hechos reales, transcurre entre 1901 y 1908 y aborda la colonización de la Patagonia y el posterior genocidio del pueblo Selk’nam. La historia se centra en los esfuerzos de un rico estanciero, José Menéndez, que busca abrir una ruta para sus ovejas hasta el Atlántico. Para ello encarga a tres hombres cruzar por la Patagonia con la misión de aniquilar a los pueblos originarios que habitaban la región, un exterminio tan documentado por la historiografía como silenciado hasta el día de hoy en las escuelas. Los tres protagonistas recorren a caballo los extensos dominios de Menéndez que abarcan ambos lados de la cordillera, un verdadero feudo dentro de Chile y Argentina, hasta toparse tarde o temprano con los Selk’nam. El resultado de aquel encuentro será tan inevitable como trágico.
Según ha declarado el propio Gálvez, el guion se basó en el informe de 1895 titulado "Sumario sobre vejámenes inferidos a indígenas de Tierra del Fuego" y que recogió 158 testimonios sobre los atropellos contra los Selk'nam y otros pueblos originarios de la zona austral. En el expediente figuran las declaraciones de trabajadores de diversas estancias de Punta Arenas y Tierra del Fuego, que junto a otras fuentes históricas permiten dimensionar la magnitud del genocidio cometido con la población originaria. El sumario, por cierto, no llegó a nada y el propio juzgado excluyó los testimonios de los indígenas por supuesta falta de intérpretes. Finalmente las acusaciones se desecharon y el sumario cerrado y sobreseído, pese a que las recompensas ofrecidas por capturas o matanzas de fueguinos constaban en el mismo expediente. El Juzgado calificó los crímenes como "excesos a los que puede llevar la defensa de la propiedad en su lucha inevitable con la barbarie que, por desgracia, aún existe en aquellas apartadas regiones". Así, tal como lo leen.
Solo un último dato. Ambos filmes cabalgan desde ya como favoritos para los próximos premios Oscar. La obra de Scorsese en las categorías mejor película y mejor director, y la de Gálvez a mejor película extranjera. Apuesto desde ya por el triunfo de ambas.
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