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Un mapuche por naturaleza

La muerte de Nicanor Parra, autor del clásico Poemas y antipoemas (1954), ha golpeado fuerte al mundo de las letras de habla hispana. En esta columna repasamos su cercana relación con la cultura mapuche y una filosofía de vida que abrazó en las últimas décadas con inusitada pasión.




Cierta vez preguntaron al poeta Nicanor Parra cuál era su autor chileno favorito. “Pascual Coña”, respondió. Si para conocer a los ingleses es necesario leer a Shakespeare, para conocer a los chilenos se debe leer a Coña, agregó.

El poeta se refería al célebre lonko de fines del siglo XIX, cuyas memorias fueron transcritas por el padre capuchino alemán Ernesto Wilhelm de Moesbach. Allí Coña relata las últimas décadas de libertad mapuche, la resistencia militar y el posterior despojo, un relato que conmovió al poeta por su hidalguía y autenticidad.

“Cuando leo a Pascual Coña veo a Chile por primera vez”, dijo a revista Paula en 1998. Tiene razón el poeta. Para conocer a Chile y los chilenos es casi obligatorio leer a Pascual Coña. En las páginas de ese libro aparecen retratados tal cual son. O tal cual eran en aquellos tiempos de codicia, racismo y violencia rural.

Parra vivió en Lautaro, allí conoció a los mapuche, aprendió los protocolos del saludo, a contar en mapuzugun y se sumergió en la filosofía de nuestros mayores. De ese conocimiento nace uno de sus más célebres “artefactos”:


Muchos los problemas

Una la solución:

Economía Mapuche de Subsistencia


Este formaba parte del Discurso del Biobío pronunciado en 1996 tras recibir el doctor honoris causa de la Universidad de Concepción. En dicho texto Parra fija posiciones en torno a temas globales que lo inquietan. Uno de ellos, el medioambiente. “Ni socialista ni capitalista / sino todo lo contrario / ecologista / intransigente”, reflexiona ante la comunidad académica.

A su juicio, en la visión mapuche no consumista radicaba parte del secreto de la salvación planetaria. “Me parece una de las pocas cosas serias, de fondo, que yo podría decir”, subrayó el mismo año en otro discurso en el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura. De allí tal vez su advertencia en la Universidad de Concepción:


A sea quien sea

Depredadores

manga de langostas

Un poquitito de sentido común

Llévense el cobre

llévense en cochayuyo

Llévense los mariscos + deliciosos

La albacora

los locos

la centolla

Prácticamente ya no queda nada

Pero cuidado con el bosque nativo carajo

Se tendrán que batir con los mapuches!


La cercanía de Parra con nuestra cultura lo hizo también vincularse con los poetas de Wallmapu. En 1994 fue invitado por Elicura Chihuailaf y Jaime Valdivieso al Zugutrawun (Reunión de la Palabra), Encuentro de Escritores Mapuche y no Mapuche en Temuco. Asistieron poetas de la talla de Gonzalo Rojas, Armando Uribe, Jorge Teillier, pero Parra -vestido a la usanza con manta y trarilonko- fue el absoluto protagonista del evento.

Allí dio a conocer su poema “Hay Mapuches & Mapuches”, un texto en clave humor negro sobre el ser mapuche y sus diversas interpretaciones, una discusión -a ratos áspera y controversial- que cruzó dicho evento y que Parra zanjó con ironía.


Hay diferentes órdenes de mapuches

x adopción x raza x astucia

mapuches x conveniencia

mapuches hay x aire de familia

yo por mi parte

Soy un mapuche x derecho propio

mi padre es el Sol

y mi madre es el agua de la vertiente

(la culebra de la vertiente)

estoy en libre plática

pido que se me declare mapuche

no tengo ninguna idea preconcebida

Soy un mapuche x naturaleza

dudo que haya alguien más mapuche que yo.


Pero Parra fue mucho más allá en su relación con los bisnietos de Pascual Coña. Llegó a ser también un militante de la causa. A los 96 años y desde su casa en el balneario Las Cruces, el poeta se unió a la larga huelga de hambre que sostenían 32 prisioneros políticos en distintas cárceles del sur, entre ellos los líderes de la CAM.

“Me sumo a la huelga de hambre (a la buena)”, comunicó a los medios. Siguió solidarizando hasta el último minuto de aquella protesta del año 2010, que se prolongó por más de cien días. Restitución de tierras, desmilitarización de las comunidades y la no aplicación de la Ley Antiterrorista eran las demandas de los presos mapuche. Las mismas de ayer. Las mismas de hoy.



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