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  • Foto del escritorPedro Cayuqueo

Greta, una líder global

Pocos liderazgos han fascinado tanto a la opinión pública mundial como Greta Thunberg. Y también polarizado. Gracias a ello la lucha contra el cambio climático hoy es tema de debate.


Es la pregunta de moda en estos días, si uno está a favor o en contra de Greta Thunberg, la adolescente sueca símbolo mundial de la lucha contra el calentamiento global y líder del movimiento Fridays for future. Me lo consultan a diario en redes sociales, mi posición al respecto. Primero vamos al fondo, su discurso, y después a la forma, su tipo de liderazgo.

En lo primero imposible no estar de acuerdo con ella.

El calentamiento global es, desde todo punto de vista, una realidad indiscutible. Lo advierte la comunidad científica hace décadas, también los pueblos originarios con sus luchas y bien harían los Estados en tomar consciencia al respecto. Es además un fenómeno que preocupa a millones de jóvenes alrededor del mundo. Así lo prueban sus masivas movilizaciones en días recientes.

Hay quienes por cierto niegan el cambio climático.

Uno de los más célebres “negacionistas” globales es el presidente Donald Trump quien retiró a su país del Acuerdo de París, foro donde se intenta trazar un camino hacia un mundo sostenible mediante cambios en la economía global. Impulsado en sus inicios por Barack Obama, Trump lo califica sin embargo como un "muy mal acuerdo", llegando a sostener que su trasfondo sería nada menos que “invento” de los chinos.


El calentamiento global es, desde todo punto de vista, una realidad indiscutible. Lo advierte la comunidad científica hace décadas, también los pueblos originarios con sus luchas y bien harían los Estados en tomar consciencia al respecto.

Negacionistas como Trump son los principales críticos de Greta.

La acusan de ser solo un producto del marketing ecologista, un monigote del llamado “capitalismo verde” y sus lobistas. Otros, más preocupados de la mensajera que del mensaje, cuestionan su imperturbable seriedad, el síndrome de Asperger que le fue diagnosticado, el tono a ratos apocalíptico de su discurso y el perfil de sus patrocinadores. También, por supuesto, su corta edad, demasiado como para ser tomada en serio.

Recientemente Wladimir Putin la calificó como "una adolescente gentil pero mal informada" y la invitó a volver al colegio en vez de usurpar un rol político reservado, en teoría, para la pericia y sabiduría de los adultos. El método utilizado por Greta para responder a Putin fue tan sutil como genial. En su biografía de Twitter escribió: una “gentil adolescente pero mal informada”. Algo similar había hecho semanas atrás con Trump.

Y es aquí, en las descalificaciones por su edad, donde llegamos al segundo aspecto de la pregunta inicial; su tipo de liderazgo.

Solo puedo decir que una niña con ideas, oratoria y visión de futuro es algo que la cultura mapuche valora muchísimo. No así la cultura winka, que los trata habitualmente como subnormales o desadaptados. Para los mapuche los niños y niñas son en verdad pichikeche, “personas pequeñas” y cultivar en ellos autonomía, liderazgo y voz propia es un mandato cultural. Así lo era sobre todo en el Wallmapu antiguo.

Lo cuenta el viajero estadounidense Edmond Reuel Smith, quien recorrió nuestra región en 1853 sorprendiéndole el trato de la sociedad mapuche con los niños y niñas. Estos nunca eran castigados, cuenta Smith, ya que existía la creencia que el castigo era degradante y los privaba de valentía e iniciativa personal siendo adultos. “Ello les inculca en la adolescencia un sano espíritu de independencia y una crianza digna de naciones civilizadas”, concluye.

Es el caso de Greta Thunberg, la pequeña líder ambientalista que visitará Chile en la próxima COP25 y que, guste o no, ha fascinado con su liderazgo al planeta entero.




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