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  • Foto del escritorPedro Cayuqueo

Los mitos argentinos

Un podcast sobre Calfucura del historiador y escritor Felipe Pigna logra desmitificar parte importante del relato historiográfico argentino sobre los mapuche. Pasen y lean.



Si hay alguien que sabe sobre la historia trasandina es el historiador y escritor Felipe Pigna, autor de los cinco tomos del best seller “Los mitos de la historia argentina” (Planeta) y creador, junto a Mario Pergolini, de la serie documental más vista de la televisión de su país, "Algo habrán hecho". Hablamos de un verdadero rockstar de la divulgación histórica, responsable además de desmitificar cuánto relato fantasioso se ha contado a sí misma la sociedad argentina sobre su origen y devenir histórico. Pigna está convencido que saber la historia sirve para no repetir los errores del pasado, aunque también dice dudar de la inteligencia humana para no volver a cometerlos.

Los héroes patrios, el rol de las mujeres, los mandatarios, las guerras civiles, los pueblos originarios, Pigna ha escrito de todo y quizás lo más importante en un lenguaje llano y accesible, sin los aspavientos intelectuales tan usuales de la academia. Ganador de los prestigiosos premios Martín Fierro y Clarín por su trabajo en televisión, también ha destacado y por más de una década en Radio Nacional Argentina con su programa “Historias de nuestra historia”, un podcast que se ha vuelto furor en Spotify. Allí Pigna revisita la historia de su país interpelando las que denomina verdades de manual y acercando los sucesos y personajes históricos a las nuevas generaciones.

La historia de los mapuche, polémica en Argentina, no le es ajena en absoluto. Hemos figurado tanto en sus libros como en sus programas de televisión y radio. En especial recomiendo su podcast dedicado al toqui Calfucura, personaje consular en la historia del vecino país. Junto al ensayista Guillermo David y en un capítulo disponible en YouTube, Pigna repasó su trascendencia como líder político y militar. “El Napoleón de las Pampas” llegó a ser llamado Calfucura por derrotar en batalla a cuánto ejército fue enviado en su contra desde Buenos Aires —incluida una célebre paliza al propio Bartolomé Mitre— y controlar hacia 1850 gran parte de la región pampeana, incluido el sur de la provincia bonaerense.

Tal fue el poderío e influencia política del gran Calfucura, algo que Pigna destaca a contracorriente de aquellos historiadores que acostumbran a retratarlo como un violento y despreciable salteador de caminos, "chileno" por añadidura. Fiel a su estilo y con abundantes fuentes históricas, Pigna clarifica en dicho podcast éste y otros mitos existentes en Argentina, siendo aquel de “los mapuche son invasores chilenos” probablemente el más vigente y extendido de todos. Pero el historiador tiene claro el absurdo de tal afirmación. Los mapuche hacia mediados del siglo XIX no eran chilenos o argentinos, eran habitantes de su propio país o territorio que se extendía del Pacífico al Atlántico, no siendo la cordillera ninguna frontera para las parcialidades de uno y otro lado. Citando al cronista Adrián Moyano, un país de mar a mar.


Los héroes patrios, el rol de las mujeres, los mandatarios, las guerras civiles, los pueblos originarios, Pigna ha escrito de todo y quizás lo más importante en un lenguaje llano y accesible, sin los aspavientos intelectuales tan usuales de la academia.

Esto lo subraya Pigna frente a quienes insisten en señalar a los mapuche como "invasores" extranjeros, una posición nacionalista contaminada por las pasadas disputas limítrofes entre ambos estados y, en el último tiempo, por los reclamos territoriales mapuche en Neuquén, Río Negro y Chubut, la macro región de la Patagonia trasandina. Lo cierto es que ni Chile, al sur del río Biobío, o Argentina al sur del río Cuarto, tenían jurisdicción sobre aquel extenso territorio hasta mediados del siglo XIX, no siendo por tanto chilenos o argentinos sus habitantes. Es lo que concluyen Pigna y su invitado. ¡Y tienen toda la razón! Eran más bien mapuche o parte de algunas de nuestras distintas identidades territoriales, como los pewenche de Mendoza o los rankulche de la Pampa, nuestros primos allende Los Andes.

Otro tema que abordan son los malones, el "robo" o "pillaje" que los mapuche perpetraron en las haciendas y estancias bonaerenses, modus vivendi del salvaje según la historia oficial. No. Desde antiguo eran acciones militares (táctica de guerra también usual en el ejército argentino: las malocas) que buscaban, por un lado, frenar la invasión winka que avanzaba rampante hacia el sur, corriendo la frontera, fundando fortines y alambrando tierra ajena, en franca violación de tratados firmados por el propio estado y los lonkos de la época, y por otro, captar recursos económicos. De allí la captura y arreo de ganado cimarrón. Estos habían sido introducidos por los primeros conquistadores y en la inmensidad de las pampas se habían multiplicado hasta el infinito. Sucede que nadie roba lo propio o aquello que libre merodea por su tierra, sean avestruces o vacas.

Finalmente ambos subrayan una de las razones tras la invasión argentina del país mapuche oriental: la sal, clave para la exportación de carne a los mercados europeos, norteamericano y también brasileño de la época. Y quien controlaba el estratégico territorio de Salinas Grandes, desde donde el puerto de Buenos Aires se proveía del producto desde la colonia, no era otro que Calfucura. Allí, por largas décadas, el toqui logró contener los afanes expansionistas de Argentina, tejiendo una extensa red de alianzas cuyo poderío económico, político y militar lo llevaron a fundar su propia Confederación Indígena y codearse, a veces en paz, otras tantas en guerra, con los principales caudillos trasandinos de su tiempo. A juicio de Pigna uno de los líderes indígenas más relevantes de toda la historia argentina. No podría estar más de acuerdo.

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